¡Abuela... Abuela...TU COLUMNA SE ENDEREZÓ!

Ella es la Sra. George de 78 años de edad. Un irresistible dolor en su pierna derecha, que había soportado por más de una semana ocasionado por el nervio ciático, la hizo regresar por ayuda, debido a que el tratamiento no la había librado del intenso dolor. Caminaba con un andador y la columna mostraba una deformidad evidente que le impedia caminar erecta. Después de solicitar su autorización para orar, le pregunté sobre la intensidad del dolor en una escala de 1 a 10. Describió su dolor inmediato en una escala de 5. Después de orar, el dolor disminuyó a 3. Entendí entonces, que Dios había comenzado a intervenir disminuyendo su dolor. Decidí luego, seguir cooperando con lo que Dios había empezado a hacer. Esto es algo que aprendí en la Escuela de Sanidad de mi Iglesia CIDRA Church. Al repetir la oración, sentí que algo había descendido sobre la Señora George. De pronto... ¡ELLA SE LEVANTÓ DE SÚBITO Y COMENZÓ A HABLAR EN LENGUAS Y A ALABAR A DIOS DICIENDO...NO TENGO DOLOR!. Fue entonces, que su nieta comenzó a gritar...¡Abuela...Abuela...TU COLUMNA SE ENDEREZÓ!. Dios no sólo desvaneció el dolor....¡Sino que enderezó su columna!.